Hay de dolores a dolores, pero en la vida en muchos momentos son los protagonistas.
El dolor por enfermedad, el dolor de no estar, el dolor de perder, y el dolor más cabron.... cuando te pierdes a ti mismo.
Nunca había experimentado un dolor más grande, hasta hace unos meses que repare en todo lo que había perdido en mi vida, y descubrí que jamás podría recuperarlo.
Que bonito sería que la vida fuera tu serie favorita que grabaste para poder verla una y otra vez y regresar el casette a la parte más divertida o la que más te marco y simplemente borrar todo lo que a tu criterio no valió la pena.
Pero no es así y entonces viene ese dolor, acompañado de ansiedad, desespero y frustación. Y te vence, y comienzas a caer pensando que ya no te podrás levantar. Y pierdes objetividad, sin tener conciencia de que sigues perdiendo el tiempo.
Y sin embargo el dolor tiene un gran valor comercial, en el dolor las canciones se componen mejor, las historias del cine venden al por mayor, y emocionalmente solo en el dolor somos capaces de valorar, somos capaces de aprender a soltar.
Como sería la vida sin dolor?
No habría aprendizaje, no tendría significado practicamente nada.
Hoy escribo trás mucho tiempo porque escribiendo también exorcizo al dolor.
y hoy también le agradezco a esa pausa, a ese dolor tan intenso por hacerme crecer y enriquecer mi vida en tan poco tiempo.
Habrá más dolores en mi vida el tiempo que me quede de ella, pero los sabores, los colores, los olores, los amores serán también más ricos gracias al dolor.
Hay que sufrirle un poco para saber de que estas hecho y reeducar a tu cuerpo, a tu mente y lo más importante a tu corazón.
Hoy pido menos y obtengo más, hoy pongo más atención a mi alrededor y me quejo menos, hoy amo menos pero amo mejor. Hoy estoy perfectamente conciente de que no es fácil vivir la vida, pero siempre, siempre siempre vale la pena vivirla.....................
